Sendereando por las colinas del Guadalete
Un grupo de amigos nos hemos juntado para andar por aquí, concretamente el Teniente que es al que se le ocurren las ideas, el Furrier que es el que asegura el agua, el coche, la comida y todo lo que haga falta, el Ángel que es el que se pone delante si hay que tirar o se queda detrás si hay algún torpe como yo, el Descubrecaminos que siempre está peleando con el Teniente, y el Comandante que soy yo que para algo soy el más viejo y me encargo de las recompensas finales de la etapa. Aún no sabemos como nos llamamos, he propuesto los Descridores de Senderos del Amanecer, pero parece un poquito terrorista y gay, no vale, total, llevamos un montón de salidas y aún no hemos decidido nada, eso está bien.
En Gibalbin nos hemos encontrado con guardas que no son mala gente, con amonites impresionantes y una zona volcánica que casi sigue dando miedo; en Carija hemos encontrado canteras antiguas con unos biotopos que le darían envidia al mismo Amazonas, en Iptusi unas vacas bravas que dan miedo, Sierra Aznar no la hemos encontrado porque se la han llevado (literalmente, como suena), a la Torre Pajarete la hemos visto llorando, el viento le está arrancando piedras que uno no sabe como todavía pueden aguantar cogadas, un olivo en todo lo alto de la torre, como si fuera un niño travieso, está dispuesto a bajar al suelo desde lo alto a base de comerse poco a poco las piedras que lo mantienen vivo. Y a todos estos sitios hemos ido siempre por caminos públicos, a veces comidos por no privados, a veces desaparecidos por el no uso: normal es una tierra que ha dejado de albergar gente porque le han expropiado toda la riqueza.
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